El pasado sábado 30 de julio, celebrábamos en Vitoria el IV Encuentro Anual de Consultoría de Género en España. Las temáticas de trabajo fueron diversas pero volvió a aparecer, como cada año, uno de los temas que más importancia tienen para nosotras y al que aún no conseguimos dar la respuesta definitiva: ¿quiénes somos las consultoras de género y cómo nos posicionamos?
Además de presentar los resultados del Mapeo sobre el sector de les profesionales de género en España (encuesta cuyo enlace sigue abierto de forma permanente para quienes no lo hayáis respondido todavía), moderé una de las Mesas de Trabajo creadas: Alianzas y Redes.
La necesidad de identificar a los agentes estratégicos para la construcción de nuestras alianzas, la urgencia de un posicionamiento feminista explícito de la Asociación y la relevancia de encontrar redes con el propio movimiento, las barreras administrativas que de hecho nos encontramos para poder formalizar colaboraciones y proyectos coliderados entre profesionales de los diversos territorios autonómicos o el conflicto entre la necesidad de especialización y la precariedad de las consultoras como dificultad para consolidar el trabajo en equipo, fueron aspectos cruciales que emergieron en esta Mesa de Trabajo (pronto os detallaremos las conclusiones desde la página web de la Asociación Profesional de Consultoría de Género de España).
Pero también, de forma recurrente en cada Encuentro, las preguntas cruciales:
- ¿Qué lugar quiere ocupar realmente la Asociación?
- ¿Cómo manejar las diferencias en los estatus laborales de quienes la integran?
- ¿Cómo combinamos la necesidad de que existan unos criterios objetivos para definirnos como consultoras de género sin caer en un lógica que reproduzca la legitimidad de un tipo de trayectoria exclusiva?
- ¿Cómo combatir y denunciar el intrusismo sin volvernos una Asociación acorazada?
En definitiva, quiénes somos, qué nos caracteriza, qué ofrecemos y cómo podemos fortalecerlos desde un fluir que integre un funcionamiento y una visión feminista?
Yo no tengo las respuestas; tengo, acaso, algunas ideas que iré compartiendo con mis compañeras.
Lo que es indudable es que las consultoras de género estamos en un punto intermedio entre el movimiento y las propuestas teóricas feministas. Y este lugar, más que ser una debilidad, es una enorme fortaleza. En nuestra mano está que sepamos aprovecharla y tengamos visión de futuro.
Las profesionales de género somos muchas, y cada vez más, y la Asociación Profesional de Consultoría de Género puede jugar un valiosísimo papel en la construcción de redes amplias, estratégicas y abiertas que dignifiquen nuestra profesión, mejoren nuestras condiciones e implementen políticas feministas.
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