Llevo unos días pensando en que las barreras invisibles son más altas de lo que pensábamos. Me gustaría decir incluso que son “más invisibles” de lo que creíamos pero eso ya sonaría muy raro.
La participación política de las mujeres es menor. Lo es en cantidad y lo es en compromisos adquiridos. Yo estoy segura de que estos hechos derivan de una estructura desigual primigenia (¿A alguien le suena el sistema de sexo/género?) pero, obviamente, habrá quien atribuya el origen a hechos puramente casuales, actitudinales u opcionales.
Y yo les pregunto: ¿Qué pasa cuando comprobamos que un hecho se repite un día y otro día? ¿Qué pasa cuando ese hecho se manifiesta también en otros lugares, de forma similar? ¿Qué pasa cuando el tiempo transcurre y ese hecho sigue sucediendo? ¿Qué pasa cuando las mismas pautas son compartidas por diferentes personas en muy distintos lugares y circunstancias?
¿Cuándo pasa algo de lo casual a lo sistémico?
Es más, ¿cómo hacer visible lo sistémico para comprender la realidad que nos rodea y transformarla si la queremos de otro modo?
La reflexión que surge a raíz de estas preguntas es el marco perfecto para el contenido de este post.
Participación por sexo en la 9ª Asamblea del Círculo Podemos Majadahonda
En esta Asamblea como en las anteriores la presencia masculina es mayor.

La presencia por sexo se mantiene en los cuatro momentos de recogida de datos (19.30h, 20.00h, 20.30h, 21.00h) en un intervalo porcentual que se sitúa entre el 31,6% de mínimo y el 42,3% de máximo para las mujeres y el 57,7% de mínimo y el 68,4% de máximo para los hombres.
La participación activa en las tomas de palabra totales que se produjeron en los momentos de debate abierto de la Asamblea arrojan unos datos proporcionales semejantes al rango de presencia. De las 29 veces en que se tomó la palabra, el 34,5% lo hicieron mujeres (10 veces) y el 65,5% lo hicieron hombres (19).

En relación con la participación oral activa es preciso anotar que la heterogeneidad individual masculina es significativamente mayor a la femenina, al centralizarse la toma de palabra femeninas en 3 mujeres individuales frente a un rango situado entre los 6-7 hombres. Esta pauta se viene repitiendo en todas las Asambleas y deriva del hecho de que existe un mayor número activo de hombres que de mujeres en este espacio de participación política.
¿De qué nos están hablando estos datos?
Fundamentalmente de dos cosas:
- De cómo se manifiesta la desigualdad de género en la participación política al nivel del Círculo de Majadahonda como reflejo de una situación estructural más amplia, lo cual es sostenido con los datos que han sido recogidos en las pasadas Asambleas y con las experiencias que se están produciendo en otros Círculos y en el contexto de Podemos en general.
- De la importancia de diseñar maneras que favorezcan una participación igualitaria de mujeres y hombres en nuestro en Círculo en particular y en el contexto político de Majadahonda (y del mundo!) en general.
Que las mujeres estemos en los espacios de participación política y ciudadana con menos frecuencia y que asumamos menos responsabilidades en ello es un hecho probable. Las causas son múltiples pero éstas no pueden circunscribirse exclusivamente al ámbito de la voluntad o al deseo primigenio ajeno a cualquier interferencia social. La sociedad nos atraviesa y condiciona diferentemente según seamos mujeres y hombres. El enfoque de género nos posibilita entender precisamente que el ser hombre o mujer determina nuestra posición y situación social. El feminismo aboga por que nacer hombre o mujer no condicione nuestro lugar en el mundo, no repercuta negativamente en nuestra capacidad de incidencia social, ni en nuestras oportunidades ni en nuestras maneras de expresarnos.
Yo creo que la participación ciudadana nos hace más grandes. Y es una cuestión de igualdad y justicia social que hagamos lo posible por permitirnos a mujeres y hombres participar plenamente.
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