Categoría: Puntos de vista

Mi papá también me cuida

Dicen los datos que somos mayoritariamente las mujeres quienes nos ocupamos de desempeñar esas actividades y trabajos tan necesarios para la vida social y tan poco valorados: los cuidados.

El pasado 19 de marzo de 2013, día del Padre, se movieron diversas campañas de visibilización de la #PaternidadCorresponsable, entre ellas la llevada a cabo por #12CausasFeministas.

Las propuestas feminisyas abogan por el reparto equitativo de las responsabilidades de cuidado como una condición indispensable para lograr el cambio real hacia la equidad entre mujeres y hombres.

No se trata tanto en este caso de apelar a la naturaleza o a la sociedad para explicar o justificar por qué las mujeres y no los hombres son quienes venimos desarrollando históricamente los trabajos de cuidados, sino de plantear que solamente mediante el reparto corresponsable de todas estas actividades será posible avanzar hacia la igualdad efectiva.

Tres tipos de indicadores de género son los que fundamentalmente nos aportarían información a este respecto: los indicadores de usos del tiempo, algunos indicadores laborales (causas de excedencias y otros permisos, entradas y salidas del mercado laboral, reducción de jornada…) y algunos otros indicadores cualitativos.

 Aquí ofrezco solamente algunos ejemplos. Todos ellos sacados de una fuente tan accesible y oficial como es el INE. Todos ellos actualizados.

 

Indicadores laborales

  •  Del total de personas entre 16 y 64 años que en España no están empleadas o que tienen empleo a tiempo parcial por hacerse cargo del cuidado de menores (850 mil) el 95,4% son mujeres y el 4,6% son hombres [Fuente]
  • Del total de personas entre 16 y 64 años que han tomado excedencia a tiempo completo por más de un año para el cuidado de hij@s menores (44,9 mil) el 98% son mujeres y el 2% son varones [Fuente]
  • Del total de personas entre 16 y 64 años que han dejado el empleo –sin considerar la excedencia- después del nacimiento de su hij@ para prestarle cuidados y aún no se ha incorporado (43,7 mil) el 91,3% son mujeres y el 8,7% son hombres [Fuente]

 

Estos son indicadores de género. Pero siempre hay más preguntas que hacerse:

¿Qué beneficios y perjuicios reporta esta gran diferencia a mujeres y hombres?

¿Qué tipo de impacto tiene en nuestra vida laboral y económica, en nuestra salud, desarrollo personal o posición y situación social?

 

Indicadores de usos del tiempo

De entre diversas actividades señaladas, las mayores diferencias en los usos del tiempo entre mujeres y hombres las encontramos en el Trabajo Remunerado y en el Hogar y la Familia. [Fuente]

  • Los hombres dedican un promedio de diario de 7h y 55 min al empleo remunerado. Las mujeres un promedio de 6h y 43 min.
  • Los hombres dedican un promedio diario de 2h y 32 min al hogar y la familia y las mujeres un promedio diario de 4h y 29 minutos.
  • De entre todas esas actividades clasificadas, solamente en las del hogar y la familia las mujeres superan el promedio diario de tiempo de los hombres. Al resto de actividades, con diferencias de distinta envergadura, los hombres dedican más tiempo que las mujeres.

 

Y, nuevamente, más preguntas que hacernos después de los anteriores indicadores de género:

¿Qué hacemos diariamente las mujeres mientras los hombres dedican 1 hora y 12 minutos diarios más al empleo remunerado?

¿Qué hacen los hombres mientras las mujeres dedicamos al día 1 hora y 57 minutos más al hogar y la familia?

Y, sobre todo, ¿Qué implicaciones tienen estas diferencias? Porque, ¿Dónde reside el valor social que les otorgamos?

 

Indicadores cualitativos

En la Encuesta de Población Activa, el INE ofrece a las personas encuestadas diversas causas que motivan el empleo a tiempo parcial. A continuación señalo algunos indicadores de género particularmente relevantes:

  • El 62,6% de los varones señalan como causa principal de tener jornada a tiempo parcial la de no poder encontrar trabajo con jornada completa.

Después, señalan otros motivos (el 15,15%). En tercer lugar, el hecho de seguir cursos de enseñanza o formación (11,3%) y en el cuarto lugar (5,5%) el no querer jornada completa.

Por debajo del 2% se encontrarían todas las demás razones señaladas, incluidas las de atender las necesidades de las personas que necesitan cuidados. Así dicen los datos.

  • Entre las mujeres, la principal causa de tener empleo a tiempo parcial también es la de no poder encontrar trabajo con jornada completa (51,3%), aunque la diferencia con respecto al caso de los varones es bastante grande, situándose la brecha en los nada desdeñables 11,3 puntos porcentuales.

Más allá de esto, el análisis realizado desde el punto de vista del género señalaría un apunte interesantísimo: la segunda causa apelada por las mujeres está vinculada específicamente con los trabajos de cuidados: el 15,9% señala que la principal causa de tener jornada parcial es debido al cuidado de niños o adultos enfermos, incapacitados o mayores.

La tercera causa sería la de no querer trabajo de jornada completa (9,5%) –pero vete tú a saber por qué no se quiere– y en cuarto lugar se encontraría la causa de tener que atender a otras obligaciones familiares o personales (7,7%).

 

 

Una vez más, los indicadores de género nos permitirían desentrañar la realidad social por medio de la interpretación de datos específicos y el planteamiento de nuevas líneas de análisis:

¿Qué reside detrás de las decisiones que mujeres y hombres tomamos en relación con el empleo y los trabajos de cuidados?

¿En qué se basan estas decisiones nuestras y qué consecuencias tienen para nuestra vida diaria y futura?

 

Como digo, estos son solo algunos magníficos ejemplos de indicadores de género que nos permiten afirmar sin miedo a equivocarnos que no existe un reparto equitativo a nivel social de los trabajos de cuidados. Por lo menos en lo que a la población activa se refiere. Dicho de otro modo, que las mujeres se ocupan principalmente de estos trabajos y responsabilidades… con todas sus consecuencias positivas y negativas, a nivel individual y a nivel social.

 

Dice la gente que los hombres que se encuentran en los porcentajes minoritarios de los datos mostrados anteriormente son seres excepcionales. La excepcionalidad, a mí, me hace temblar porque apelar a ella no hace sino convertir la necesidad en imposibilidad. Los hombres que se encuentran en los porcentajes minoritarios, en este asunto, son los hombres que necesitamos y que queremos: su excepcionalidad no es más que el ejemplo de lo que debería ser.

 

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