Hablar de conciliación es un auténtico coñazo.
Vamos a dejar de hacerlo, ¿os parece?
La conciliación es la idea que se ha inventado el capitalismo para ir tirando con su conflicto irresoluble entre la necesidad de mano de obra femenina y la invisibilización de los trabajos reproductivos (que mayoritariamente asumimos las mujeres).
El capitalismo nunca va a dar respuesta a este conflicto. Es más, no es posible resolver este conflicto en un funcionamiento social y económico capitalista.
La conciliación es la respuesta que ha dado el mercado para seguir contando con mano de obra femenina (más barata) al mismo tiempo que asume que las actividades no monetarizadas (los cuidados y los trabajos comunitarios, principalmente), imprescindibles para el funcionamiento social, se van a seguir desarrollando… por ellas. Y las instituciones públicas, tan cortas de miras, las pobres, siempre detrás del ritmo monetario.
Las mujeres estamos jodidas.
La conciliación une en un sólo mensaje el desdén a lo reproductivo con el chantaje hacia las mujeres.Y, mientras tanto, todo sigue tan bien ahí fuera.
La conciliación, a la que todas hemos apelado tantas veces, es realmente nuestra trampa y nuestra prisa.
Así que, basta. Dejemos de hablar de conciliación.
La corresponsabilidad envuelve a todos los agentes sociales (familias, instituciones, empresas y organizaciones, grupos de iguales, redes, comunidad) y, apelando a la responsabilidad y al compromiso compartido, sí puede actuar como un revulsivo del sistema.
Quizá a la corresponsabilidad social es todavía una idea en bruto y una práctica marginal pero su proceso puede tener un éxito enorme.
No te quedes en conciliar, ¡corresponsabilízate!
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