Llevo ocho semanas recibiendo un curso de formación de ONU Mujeres sobre Economía de los Cuidados y esta semana tengo que entregar mi trabajo final. Estoy planteando-me una línea reflexión sobre la idea de ‘goce’ en los cuidados no profesionalizados a partir de las nociones de vínculo y compromiso. Mi idea es contribuir a elaborar propuestas transgresoras al modelo de cuidados hegemónico que se apoya en la feminización, la familiarización y la invisibilización de los cuidados.
Lo que escribo a continuación es la introducción a este trabajo. Más adelante publicaré el resto.
En las últimas décadas, autoras feministas de diversos ámbitos del conocimiento han explorado algunas posibilidades sociales e institucionales para revalorizar los cuidados y replantear el actual modelo. Ha sido, a partir de las propuestas de la Economía Feminista cuando los trabajos de cuidados se han definido expresamente como eje de la sostenibilidad de la vida social y cuando se han vertido las más elaboradas críticas al actual modelo de cuidados propio del sistema socioeconómico capitalista y heteropatriarcal.
Este trabajo lo escribo con la intención de clarificar-me algunas de las ideas que me han revoloteado durante el curso. Escribo desde una perspectiva que se resiste a entender los cuidados exclusivamente –o sobre todo- como un conjunto de trabajos que generan un coste en quienes los realizan, para recuperarlos desde una idea de goce, aún difusa para mí, sin duda, pero persistente.
Es necesario que clarifique que cuando hablo de ‘goce’ no hablo de la consecución de un placer inmediato ni de una satisfacción permanente que se deriva de los actos de cuidar, no. Cuando hablo de ‘goce’ en el ámbito de los trabajos de cuidados no profesionalizados apelo por un lado a la sostenibilidad del vínculo interpersonal y medioambiental y, por el otro lado, a la satisfacción y potencia de vivir que derivan del reconocimiento de dicho vínculo y de la acción consecuente que produce en el ser humano.
Así, ‘el gozoso coste de cuidar’ existe a partir de las nociones de vínculo y de compromiso. Ambas nociones parten necesariamente del reconocimiento de la interdependencia y derivan necesariamente en la asunción consciente de las responsabilidades de cuidados que nos tocan a cada persona por el solo hecho de ser parte de una comunidad o del todo social.
En otras palabras, en las ideas que voy desarrollando, la idea de ‘goce’ quiere ser el eje de una propuesta cuestionadora del modelo actual definido por sus características individualistas o familistas, sexistas e invisibilizadoras de los trabajos de cuidados. Así, quisiera recuperar la idea de que asumir desde el compromiso las responsabilidades de cuidados no profesionalizados es algo positivo para los sujetos que además hiere el centro del sistema socioeconómico hetero-capitalista desde el cuestionamiento del sujeto hegemónico independiente desvinculado de su entorno y de su comunidad.
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