Categoría: Consultoría de Igualdad

Coordinar proyectos de consultoría de género

Una de mis líneas de actuación profesional es la de coordinar proyectos de consultoría de género. Es, de hecho, una de las cosas que más me gusta hacer. Llámame loca.

 

Para que tu proyecto sea exitoso debe estar bien coordinado.

Algunos aspectos son fundamentales: una correcta identificación de necesidades, un buen diseño, una adecuada estimación de recursos y muchas ganas y entusiasmo no pueden faltar si queremos triunfar con nuestros proyectos. Si quieres que la coordinación de tu proyecto no te lleve de cabeza, presta atención a lo que te cuento en este post.

 

Qué es coordinar un proyecto y cuándo necesitamos hacerlo

Coordinar es unificar y ligar unas con otras todas las tareas que deben llevarse a cabo en un proyecto. Darles un sentido común y ordenarlas de tal modo que todo suceda fluido, eficiente y sostenible.

Todos los proyectos necesitan ser coordinados. Hasta esos que pones en marcha tú sola.

Las tareas de coordinación se producen en dos dimensiones: interna/equipo y externa/clientela. Para que todo fluya, una visión integradora debe acompasar los ritmos y requerimientos de estas dos esferas.

 

Qué requiere la coordinación de proyectos de consultoría de género

Coordinar un proyecto requiere realizar diferentes tareas desde el inicio hasta el final del proceso. Es decir, desde la presentación de la propuesta hasta el último entregable.

Coordinar un proyecto nos obliga a tener una visión global del ciclo, es decir, a conocer en detalle sus fases y tareas correspondientes.

Coordinar es planificar, pero también gestionar, administrar, resolver y decidir. Nuestra manera de entender el trabajo, de mantener los vínculos interpersonales, de manejar la exigencia y definir la calidad, de comprender los tiempos de vida y, en definitiva, de asumir las relaciones de poder y el sentido de las cosas, serán determinantes en nuestra forma de coordinar proyectos.

 

Cuando coordino proyectos de consultoría de género, trato de tener bien presentes estos aspectos para asumir mi papel de una forma consciente y positiva para el equipo, para el proyecto y para mí.

Esquemáticamente, las tareas que definen mi papel como coordinadora de proyectos de consultoría de género son: elaborar o revisar la propuesta técnica y económica, diseñar el plan de trabajo, hacer el seguimiento de tareas y entregables y evaluar mi propia coordinación y el trabajo colectivo.

 

1. Elaboro la propuesta técnica y económica 

O la reviso si ha sido realizada previamente.

Esta propuesta será la que se envíe a la clientela y servirá como base para el plan de trabajo interno y el adecuado desarrollo del proyecto en todas sus fases. En este vídeo te doy algunas ideas para elaborarla.

Los criterios que sigo son:

        • Adecuación de objetivos a las necesidades de la clientela,
        • Claridad en la metodología,
        • Precisión en la descripción de tareas,
        • Flexibilidad en los plazos,
        • Proporcionalidad en el presupuesto.

 

2. Diseño el plan de trabajo que guiará las actuaciones del equipo

En este plan de trabajo tenemos que tener en cuenta:

        • Las fases del proyecto y las diferentes tareas que se deben desarrollar en cada una de ellas, de este modo podremos hacer una estimación de la dedicación requerida y de los plazos necesarios para asumirla,
        • La identificación de responsables para cada tarea, lo cual debe depender de las competencias técnicas de cada una pero también de la motivación y la voluntad de aprender cosas nuevas. Para que todo comience bien, es indispensable consensuar la adjudicación de tareas.
        • Los canales y formas de comunicación interna y externa, es decir, cómo nos vamos a comunicar entre nosotras y cada cuánto tiempo, y también cómo lo haremos con la clientela. La persona que asume la coordinación del proyecto suele ser quien se encarga de la comunicación externa pero, a mi modo de ver, no tiene por qué ser así necesariamente y de forma absoluta. Ser flexibles en este punto favorecerá que el proyecto respire mejor.

 

3. Seguimiento de tareas y entregables

Está estrechamente vinculado con el sistema de comunicación definido previamente, y lo realizo mediante:

      • Las reuniones de equipo, que deben estar siempre pautadas y ser concisas. Preferiblemente, yo propongo hacerlas en formato virtual, pero verse en persona de vez en cuando aporta valor.
      • Las llamadas o correos electrónicos individualizados, siempre que sea necesario. A todas nos gusta que se preocupen por cómo lo llevamos.
      • La comprobación y revisión de los productos elaborados, lo que implica necesariamente conocer aspectos técnicos y teóricos de los contenidos del proyecto. Es decir, un proyecto de consultoría de género solamente puede ser coordinado por una consultora de género. Que no te timen.

 

4. Evaluación final

Cuando ya está todo entregado y por fin se despeja esa tensión acumulada a lo largo del proyecto, me gusta siempre hacer una valoración del proceso en equipo y contrastar nuestras percepciones sobre los resultados obtenidos y nuestra manera de trabajar juntes. En compañía de un buen té, podemos decir las cosas con asertividad y sin miedo.

 

Conclusión

Coordinar un proyecto de consultoría de género no es tan fácil como puede parecer, pero tampoco es que sea lo más difícil del mundo.

Como en todo, diferentes factores entorpecen o mejoran la coordinación de proyectos y creo que, cuanto más claro los tengamos, mejor será para quien coordina como para quien desarrolla las funciones técnicas. Estos dos tipos de figuras son indispensables para que las cosas salgan bien, y creo que no deberíamos entenderlas en vertical sino en horizontal, que se está más a gustito.

Sin duda, te animo a que en algún momento asumas la coordinación de un proyecto. Quizá creas que no tienes ciertas habilidades indispensables o que ese rol no es para ti, y quizá no lo sea, pero nunca podrás estar segura si no lo pruebas. Piensa que hay gente que no se siente cómoda en el rol de coordinación y a otras personas nos encanta. La manera en que nos hemos ido construyendo en lo emocional, lo relacional y lo laboral influyen en nuestra orientación profesional.

Al final, lo más importante, es descubrir quiénes somos y qué nos gusta hacer.

 

 

 

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