
Cuando pensamos en la desigualdad de género, las violencias machistas son lo primero que se nos viene a la cabeza. Nos imaginamos una mujer golpeada, un cuerpo agredido, una muerta. Es en el cuerpo de las mujeres en donde se cuelgan las insignias de la violencia machista, como subraya Rita Laura Segato.
Lo cierto es que los asesinatos machistas son la expresión más atroz de la desigualdad de género. Pero para acabar con ellos no hemos de volcarnos tanto en el perpetrador sino en el funcionamiento de todo un sistema.