
He pasado un par de días en Pamplona impartiendo unas sesiones a las compañeras de las Unidades de Igualdad de Género de los departamentos de la Administración Foral. En su práctica mayoría, son mujeres (y dos hombres) en férreo compromiso con la incorporación de la igualdad de género en la práctica administrativa. Pero cuando se trata de hablar de “feminismo” las resistencias aparecen.